En la entrada anterior habíamos discutido una interpretación de "3 stoppages étalon" de Duchamp, según la cual no habría sido creada como su autor afirmaba haberlo hecho. Pero hay quienes no comparten esta idea, y se preguntan cuál pudo haber sido la verdadera motivación de Duchamp, y sobre los intereses y conocimientos científicos que subyacen en la obra.
En la entrada del domingo pasado habíamos discutido la visión de Shearer y Gould [1], según la cual Duchamp no había creado Stoppages de la manera como afirmaba que lo había hecho; y que, por lo tanto, su obra debía interpretarse no tanto como una subversión de la estandarización de las unidades de medida, sino como una lección sobre la capacidad crítica del ser humano.
Sin duda, esta conclusión es válida, pero no es compartida por todos. Posiblemente Duchamp si haya realizado su obra tal y como dijo que lo había hecho. Por ejemplo el historiador del arte James McManus hizo algo que Shearer y Gould no hicieron. Consultó a un viejo sastre alemán que conocía los hilos y las técnicas de costura utilizadas en Europa a principios del siglo XX, y este le contó acerca del torzal, un hilo para ojales muy común en esa época, y que usualmente se utilizaba encerado para darle más rigidez. Mc Manus compró ese tipo de hilo y algo de cera, y luego de varias pruebas siguiendo estrictamente las instrucciones dejadas por Duchamp, pruebas que realizó junto con Francis M. Naumann, logró que el hilo reprodujera las ondulaciones obtenidas por el artista.
¿Qué Duchamp había usado hilos de más de un metro y que los había cocido a la tela por detrás? No es tan grave. Seguramente lo había planeado así desde un comienzo. Además, se trata de una técnica que Duchamp utilizó en varias de sus obras como, por ejemplo, en La boîte-en-valise (!).
McManus construyó una parodia del Stoppages con torzal, cera e instrucciones para reproducir el experimento aleatorio de Duchamp. Lo llamó "Equipo Básico Hágalo-Ud-Mismo de 3 Stoppages Étalon". El Kit anunciaba que cualquiera sería capaz de "deslumbrar a sus amigos y sorprender a los historiadores del arte" creando Stoppages "en su propio hogar".
Para identificar la autoria del "Starter Kit", McManus usó el seudónimo "Rrose Sélavy" que el mismo Duchamp utilizaba como su alter ego, y que suena igual que "Eros, c'est la vie".
En la imagen vemos a Duchamp caracterizado como Rrose, en una foto tomada por Man Ray alrededor de 1920. En la esquina inferior derecha se puede leer: Amorosamente, Rrose Sélavy, alias Marcel Duchamp.
El Kit anunciaba además que Rrose Sélavy Enterprises era una rama de las Sociéte Anonyme. Esta sociedad existió realmente. Creada por Duchamp, Katherine Dreier y Man Ray en 1920, se dedicó al mercado del arte y a la consultoría en temas artísticos, asesorando a coleccionistas de la talla de Dreier, Aresnberg, Peggy Guggenheim, Alfred Barr y James H. Sweeney, estos últimos directores del MoMA.
Tal como escribe Robert Crease en un artículo muy reciente [2], la explicación de Duchamp que acompaña la versión original de Stoppages incluye una afirmación alarmante, al menos para la mente de un científico. Crease se pregunta si "¿es verdad que esta obra intenta sabotear la racionalidad del metro, la unidad fundamental del sistema internacional creada por los revolucionarios franceses que la veían como liberadora, tanto política como científicamente? ¿O se trata de una ironía [...]?" Si tomamos la postura de Shearer y Gould que describimos la semana pasada, tendríamos que concluir que se trató de una de las típicas bromas de Duchamp, y que en realidad la motivación de la obra no pasaba por una crítica o subversión del pensamiento científico. Si, por el contrario, creemos junto con McManus que Duchamp realizó sus experimentos tal como afirmó que lo había hecho, entonces deberíamos tomas su "broma acerca del metro" más seriamente. En ese caso, ¿cuál era la base científica de Duchamp, y qué lo motivó a realizar esta obra, una de las más importantes de su carrera?
Tal vez, un siglo después, nos cueste imaginar el impacto que la Ciencia, y sobre todo la Física, tuvo sobre la sociedad de la época cuando Duchamp realizó su Stoppages. Los rayos X, la radioactividad, la electrificación y la telegrafía eran sólo algunos de los muchos descubrimientos e inventos que estaban cambiando radicalmente a la civilización occidental. La Ciencia despertaba una enorme fascinación, pero también una gran ansiedad. Mientras ésta prometía nuevas maravillas, el mundo se dirigía inexorablemente hacia la Guerra, y las nuevas tecnologías serían utilizadas para acrecentar sus horrores.
En este escenario, la metrología era un tema aparentemente inocente, pero que despertaba interés popular y acalorados debates de tinte nacionalista. El 20 de Mayo de 1875, 17 países habían firmado la Convention du Mètre. Muchos más se adhirieron pocos años después. Pero otros, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña, así como sus colonias y países satélites, se opusieron con vehemencia. Aún hoy, Estados Unidos, junto con Liberia y Myanmar no han adoptado el sistema métrico. Y países como Gran Bretaña y Canadá continúan usando el sistema imperial de unidades tanto oficial como popularmente.
Duchamp (en la foto, en un retrato de Viktor Obsatz; Nueva York, 1953) nunca fue ajeno a estos debates ni a los avances de la ciencia. Entre 1912 y 1915, mientras trabajaba como asistente en la Biblioteca de Sainte-Geneviève de París, realizó muchísimas lecturas sobre Ciencia, y visitaba asiduamente el Musée des Arts et Métiers, meditando sobre como hacer Arte en un medio cultural rico en Ciencia. Sus notas de aquella época [3] revelan un enorme interés en temas tales como la termodinámica, las ondas hertzianas, el movimiento browniano, la física atómica o las geometrías no euclidianas. En sus cuadernos escribe sobre la creación de "una realidad que distienda ligeramente las leyes de la física y la química", o sobre la posibilidad de "hacer una pintura sobre la frequencia" o "sobre la precisión". Era tal el interés de Duchamp en crear una "Física juguetona", según sus propias palabras, que sus notas está mayormente dedicadas a temas científicos y tecnológicos, hasta el punto que se puede leer como una historia de la ciencia de su época, tal como era percibida popularmente [4].
Sin duda, los escritos del gran matemático Henri Poincaré, sobre todo su libro "Ciencia e Hipótesis" de 1902, que para la época de la realización de Stoppages seguía siendo un enorme bestseller con más de 20 ediciones en su haber, ayudaron a Duchamp a romper con la tradición estética. Apoyándose en la visión convencionalista de la Ciencia que profesaba Poincaré, Duchamp consideró en igual medida a los principios del arte, como convenciones que podían ser cambiadas. Un evento fundacional en esta búsqueda fue su visita en 1912 al Salon de la Locomotion Aérienne en el Gran Palais, junto con sus amigos, los artistas Léger y Brancusi. Poco después se mudó a un departamento cerca de la Biblioteca, donde comenzó a "experimentar" en métodos mecánicos y aleatorios de realizar arte. Stoppages es una de las primeras piezas que se pueden enmarcar en una búsqueda artística que alcanzaría su punto culminante con "El Gran Vidrio" y que abrevaba en las nociones convencionalistas de la realidad y en una marcada irreverencia por la precisión.
Años más tarde, Duchamp diría que Stoppages fue la primera obra donde se "liberó del pasado", al hacer uso de la aleatoriedad, al apartarse definitivamente de los convencionalismos artísticos, y al confiar en un "olvido de la mano". En 1953, Duchamp diría acerca de su obra que se trató de una "aplicación humorística sobre la Geometría no Euclidiana, que está desprovista de lineas rectas" [2]. Con su deliberada subversión de la estandarización de unidades, al generar tres nuevos patrones de medida inconsistentes, Duchamp se estaba moviendo más allá del arte tradicional [4], del "arte retinal", o de las "manualidades al gusto". Y visto desde el lado de la Ciencia, reemplazaba a la aleación indeformable del metro patrón por un torzal, celebrando las perturbaciones y la aleatoriedad en lugar de evitarlas.
Stoppages muestra, como pocas otras obras del siglo XX, que la brecha entre las dos culturas es menos extensa que lo que se puede imaginar, pero también que las conexiones entre arte y ciencia pueden ser extremadamente complejas y profundas. Y, tal como la primera instrucción escrita por Jim McManus para su "3 Standard Stoppages Starter Kit" nos previene, para adentrarse en este mundo fascinante, "no es necesario vestir una bata blanca de laboratorio. De hecho, le sugerimos que no lo haga", ya que se corre el riesgo de racionalizar demasiado.
Sin duda, esta conclusión es válida, pero no es compartida por todos. Posiblemente Duchamp si haya realizado su obra tal y como dijo que lo había hecho. Por ejemplo el historiador del arte James McManus hizo algo que Shearer y Gould no hicieron. Consultó a un viejo sastre alemán que conocía los hilos y las técnicas de costura utilizadas en Europa a principios del siglo XX, y este le contó acerca del torzal, un hilo para ojales muy común en esa época, y que usualmente se utilizaba encerado para darle más rigidez. Mc Manus compró ese tipo de hilo y algo de cera, y luego de varias pruebas siguiendo estrictamente las instrucciones dejadas por Duchamp, pruebas que realizó junto con Francis M. Naumann, logró que el hilo reprodujera las ondulaciones obtenidas por el artista.
¿Qué Duchamp había usado hilos de más de un metro y que los había cocido a la tela por detrás? No es tan grave. Seguramente lo había planeado así desde un comienzo. Además, se trata de una técnica que Duchamp utilizó en varias de sus obras como, por ejemplo, en La boîte-en-valise (!).
McManus construyó una parodia del Stoppages con torzal, cera e instrucciones para reproducir el experimento aleatorio de Duchamp. Lo llamó "Equipo Básico Hágalo-Ud-Mismo de 3 Stoppages Étalon". El Kit anunciaba que cualquiera sería capaz de "deslumbrar a sus amigos y sorprender a los historiadores del arte" creando Stoppages "en su propio hogar".
Para identificar la autoria del "Starter Kit", McManus usó el seudónimo "Rrose Sélavy" que el mismo Duchamp utilizaba como su alter ego, y que suena igual que "Eros, c'est la vie".
En la imagen vemos a Duchamp caracterizado como Rrose, en una foto tomada por Man Ray alrededor de 1920. En la esquina inferior derecha se puede leer: Amorosamente, Rrose Sélavy, alias Marcel Duchamp.
El Kit anunciaba además que Rrose Sélavy Enterprises era una rama de las Sociéte Anonyme. Esta sociedad existió realmente. Creada por Duchamp, Katherine Dreier y Man Ray en 1920, se dedicó al mercado del arte y a la consultoría en temas artísticos, asesorando a coleccionistas de la talla de Dreier, Aresnberg, Peggy Guggenheim, Alfred Barr y James H. Sweeney, estos últimos directores del MoMA.
Tal como escribe Robert Crease en un artículo muy reciente [2], la explicación de Duchamp que acompaña la versión original de Stoppages incluye una afirmación alarmante, al menos para la mente de un científico. Crease se pregunta si "¿es verdad que esta obra intenta sabotear la racionalidad del metro, la unidad fundamental del sistema internacional creada por los revolucionarios franceses que la veían como liberadora, tanto política como científicamente? ¿O se trata de una ironía [...]?" Si tomamos la postura de Shearer y Gould que describimos la semana pasada, tendríamos que concluir que se trató de una de las típicas bromas de Duchamp, y que en realidad la motivación de la obra no pasaba por una crítica o subversión del pensamiento científico. Si, por el contrario, creemos junto con McManus que Duchamp realizó sus experimentos tal como afirmó que lo había hecho, entonces deberíamos tomas su "broma acerca del metro" más seriamente. En ese caso, ¿cuál era la base científica de Duchamp, y qué lo motivó a realizar esta obra, una de las más importantes de su carrera?
Tal vez, un siglo después, nos cueste imaginar el impacto que la Ciencia, y sobre todo la Física, tuvo sobre la sociedad de la época cuando Duchamp realizó su Stoppages. Los rayos X, la radioactividad, la electrificación y la telegrafía eran sólo algunos de los muchos descubrimientos e inventos que estaban cambiando radicalmente a la civilización occidental. La Ciencia despertaba una enorme fascinación, pero también una gran ansiedad. Mientras ésta prometía nuevas maravillas, el mundo se dirigía inexorablemente hacia la Guerra, y las nuevas tecnologías serían utilizadas para acrecentar sus horrores.
En este escenario, la metrología era un tema aparentemente inocente, pero que despertaba interés popular y acalorados debates de tinte nacionalista. El 20 de Mayo de 1875, 17 países habían firmado la Convention du Mètre. Muchos más se adhirieron pocos años después. Pero otros, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña, así como sus colonias y países satélites, se opusieron con vehemencia. Aún hoy, Estados Unidos, junto con Liberia y Myanmar no han adoptado el sistema métrico. Y países como Gran Bretaña y Canadá continúan usando el sistema imperial de unidades tanto oficial como popularmente.
Duchamp (en la foto, en un retrato de Viktor Obsatz; Nueva York, 1953) nunca fue ajeno a estos debates ni a los avances de la ciencia. Entre 1912 y 1915, mientras trabajaba como asistente en la Biblioteca de Sainte-Geneviève de París, realizó muchísimas lecturas sobre Ciencia, y visitaba asiduamente el Musée des Arts et Métiers, meditando sobre como hacer Arte en un medio cultural rico en Ciencia. Sus notas de aquella época [3] revelan un enorme interés en temas tales como la termodinámica, las ondas hertzianas, el movimiento browniano, la física atómica o las geometrías no euclidianas. En sus cuadernos escribe sobre la creación de "una realidad que distienda ligeramente las leyes de la física y la química", o sobre la posibilidad de "hacer una pintura sobre la frequencia" o "sobre la precisión". Era tal el interés de Duchamp en crear una "Física juguetona", según sus propias palabras, que sus notas está mayormente dedicadas a temas científicos y tecnológicos, hasta el punto que se puede leer como una historia de la ciencia de su época, tal como era percibida popularmente [4].
Sin duda, los escritos del gran matemático Henri Poincaré, sobre todo su libro "Ciencia e Hipótesis" de 1902, que para la época de la realización de Stoppages seguía siendo un enorme bestseller con más de 20 ediciones en su haber, ayudaron a Duchamp a romper con la tradición estética. Apoyándose en la visión convencionalista de la Ciencia que profesaba Poincaré, Duchamp consideró en igual medida a los principios del arte, como convenciones que podían ser cambiadas. Un evento fundacional en esta búsqueda fue su visita en 1912 al Salon de la Locomotion Aérienne en el Gran Palais, junto con sus amigos, los artistas Léger y Brancusi. Poco después se mudó a un departamento cerca de la Biblioteca, donde comenzó a "experimentar" en métodos mecánicos y aleatorios de realizar arte. Stoppages es una de las primeras piezas que se pueden enmarcar en una búsqueda artística que alcanzaría su punto culminante con "El Gran Vidrio" y que abrevaba en las nociones convencionalistas de la realidad y en una marcada irreverencia por la precisión.
Años más tarde, Duchamp diría que Stoppages fue la primera obra donde se "liberó del pasado", al hacer uso de la aleatoriedad, al apartarse definitivamente de los convencionalismos artísticos, y al confiar en un "olvido de la mano". En 1953, Duchamp diría acerca de su obra que se trató de una "aplicación humorística sobre la Geometría no Euclidiana, que está desprovista de lineas rectas" [2]. Con su deliberada subversión de la estandarización de unidades, al generar tres nuevos patrones de medida inconsistentes, Duchamp se estaba moviendo más allá del arte tradicional [4], del "arte retinal", o de las "manualidades al gusto". Y visto desde el lado de la Ciencia, reemplazaba a la aleación indeformable del metro patrón por un torzal, celebrando las perturbaciones y la aleatoriedad en lugar de evitarlas.
Stoppages muestra, como pocas otras obras del siglo XX, que la brecha entre las dos culturas es menos extensa que lo que se puede imaginar, pero también que las conexiones entre arte y ciencia pueden ser extremadamente complejas y profundas. Y, tal como la primera instrucción escrita por Jim McManus para su "3 Standard Stoppages Starter Kit" nos previene, para adentrarse en este mundo fascinante, "no es necesario vestir una bata blanca de laboratorio. De hecho, le sugerimos que no lo haga", ya que se corre el riesgo de racionalizar demasiado.
- R. R. Shearer and S. J. Gould: Hidden in Plain Sight: Duchamp's 3 Standard Stoppages, More Truly a "Stoppage" (An Invisible Mending) Than We Ever Realized, Marcel Duchamp Studies Online Journal (http://toutfait.com), (Vol 1/ Issue 1, 1999).
- R. P. Crease: Surely you're joking, Mr Duchamp!, Physics World, pages 28-33 (December 2009).
- M. Duchamp, M. Sanouillet and E. Peterson: The Writings of Marcel Duchamp (Da Capo Press, 1989).
- L. D. Henderson: Duchamp in Context (Princeton University Press, 1998)
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