domingo, 28 de agosto de 2011

George Antheil

Después de haber alcanzado una enorme popularidad en Europa durante la década de 1920, George Antheil se había radicado en Hollywood donde componía música para películas. En 1936 publicó varios artículo sobre endocrinología que llamaron la atención de la famosa actriz Hedy Lamarr. Según cuenta la leyenda, ese fue el origen de un primer encuentro, una posterior amistad y el nacimiento de un notable concepto tecnológico.



Sin duda, se trató de una conversación algo extraña. Si hemos de creerle a su protagonista masculino [1], ocurrió así:
Mis ojos chisporroteaban, pero no podía apartarlos de ella. Allí estaba, sin duda, la mujer más hermosa del mundo. La mayoría de las divas del cine no se ven tan bien en carne y hueso, pero ésta se veía mejor, infinitamente mejor que en la pantalla. [...]. Así que la miré y miré, y finalmente permití que mis ojos miraran por debajo de su rostro. Sentí como el rubor me cubría por completo.
"Pero, sus pechos", balbuceé, "sus pechos -"
No podía seguir.
Ella sacó un cuaderno y un lápiz. "Sí, sí," dijo sin aliento, "¿mis pechos?"
"Sus pechos ..." repetía perdido, mientras mi mente comenzaba a divagar. No podía seguir. Yo sabía que en un momento me desmayaría, pero Adrian puso un vaso de agua en mi mano justo en el momento preciso. Lo tragué sin respiro y dije:
"Son muy pequeños." (Lo dije para llamar su atención. Todas las estrellas de cine quieren tener pechos grandes)
Hedy hizo una nota en su cuaderno. "Siga", dijo, no sin amabilidad.
"Bueno", dije, con ganas de levantarme y escapar de los Estados Unidos, "En realidad no tienen que ser pequeños, ya sabe." [...]
Hedy Lamarr siguió escribiendo por un momento y luego dijo: "Lo sé, he estudiado sus gráficos en la revista Esquire. Ahora lo que quiero saber es, ¿qué puedo hacer al respecto? Adrián dice que eres maravilloso ... "
[...] (Oh, Dios, me quería morir de vergüenza.)
"Siga, siga", dijo Hedy, con inquietud. "La cuestión es, ¿pueden ser más grandes?"
"Sí," dije, "¡mucho, mucho más grande!"
Así es como llegaron a conocerse la actríz Hedy Lamarr (1914 - 2000) y el compositor George Antheil (1900 - 1959) durante una cena en la casa de Adrian Adolph Greenberg (1903 - 1959), más conocido como "Adrian", a secas, y quien por ese entonces era el más famoso diseñador de moda y vestuario de Hollywood. Y de este encuentro nacería un sistema de transmisión de señales cuyas aplicaciones -tal como vimos la semana pasada- tiene consecuencias hasta nuestros días.

Pero, ¿quién era realmente George Antheil? ¿Un músico, un endocrinólogo, un tecnólogo? Ciertamente, lo primero, y quizás un poco de todo lo demás. Un genio, un precursor, un espíritu renacentista para algunos. Un farsante, un mitómano, un lunático para otros. Tal vez, todo eso...

George Johann Carl Antheil nació el 8 de Julio de 1900 en Trenton, New Jersey, Estados Unidos, en el seno de una familia de inmigrantes alemanes. Ya desde muy joven demostró una gran pasión por la música. Al cumplir 16 años comenzó a viajar regularmente a Filadelfia para estudiar composición con Constantin von Sternberg (1852 - 1924), y posteriormente con Ernest Bloch (1880 - 1959) en Nueva York. Por esa época, Bloch era considerado "el más grande maestro de composición del país" [2]. En Nueva York Antheil se relacionó con importantes figuras del medio artístico.
Los viajes a Nueva York de Antheil también incluía visitas a los que él mismo describía como "encuentros de ultras". Allí, en los tempranos días del movimiento musical modernista americano, se encontraba con el crítico Paul Rosenfeld y con el compositor y pianista Leo Ornstein -dos de sus principales arquitectos- al mismo tiempo que su círculo crecía para incluir a figuras tales como los editores de "Little Review", Margaret Anderson y Jane Heap... [3]
A comienzos de la década de 1920, Mary Louise Curtis Bok (1876 - 1970) comenzó a ayudarlo con una mensualidad de 150 dólares. Este patrocinio continuaría durante varios años, dándole a Antheil una base financiera relativamente segura. Por esa época escribió su primer trabajo de inspiración mecánica: la sonata "The Airplane". Según Linda Whitesitt [4],

La sonata "El Avión" es el producto de una serie de espectaculares sueños donde Antheil sentía que había "capturado por fin el verdadero significado y la atmósfera de esos gigantescos motores y objetos que se mueven a nuestro alrededor." Escrito en su ciudad natal de Trenton antes de iniciar su primera gira de conciertos por Europa, marca el origen de sus "mecanismos de tiempo": "El futuro del mundo yace en la vibración de su gente. El entorno de la máquina ya se ha convertido en una cosa espiritual. [...] Para la gran mayoría de nosotros la guerra ha matado la ilusión y el sentimentalismo." De ahí el nacimiento de los músicos-mecanicistas. En el futuro Antheil abarcaría dos tipos de música: La banal o sentimental basada en distorsiones de temas populares y la mecanicista a partir de su concepción de la música como sonido desenvolviéndose en el tiempo. 
La falta de indicaciones de dinámica y articulación hace que la partitura parezca dura como acero, y la designación del primer movimiento "Para ser ejecutado tan rápido como sea posible" refuerza la calidad frenética de los fragmentos inquebrantablemente machacantes de Antheil. "Se debe comenzar con objetos musicales duros, simples banalidades, de manera tan rápida e inalterable que parezcan duros como piedras, fragmentos indestructible para todos los tiempos". El "matizado" epílogo del primer movimiento, con sus tranquilas repeticiones, sirve para introducir el sutil paralelismo del segundo movimiento, una evocación del costado "banal" de la estética mecanicista de Antheil. Este epílogo vuelve a la conclusión de la sonata, uno de los métodos de unificación favoritos del compositor. A lo largo de la sonata, Antheil manipula bloques de fragmentos multimétrico, policordales, como un pintor cubista organiza las abstracciones geométricas en su lienzo.
En 1922, Antheil viajó a Europa, donde tuvo un éxito dispar, aunque logró promocionarse como "The Bad Boy of Music". En Berlín conoció a su ídolo Igor Stravinsky (1882 - 1971), y a Boski Markus, una joven húngara, sobrina del escritor austríaco Arthur Schnitzler (1862 - 1931), con quien se casaría años más tarde. En la primera foto vemos a Antheil a la izquierda y Boski Markus a la derecha. En el centro posa al famoso editor Donald S. Friede (1901 - 1965).


En esta segunda fotografía vemos a Antheil y Boski en Cannes en 1929


Durante su estadía en Europa Antheil escribió su obra más conocida, "Ballet Mécanique", al que dedicaremos una próxima entrada de este blog. También se relacionó con personalidades del ambiente intelectual de entre-guerra. Sobre todo con Ezra Pound (1885 - 1972), quien de hecho escribió un libro titulado libro "Antheil and the Treatise of Harmony" [5]. En la foto vemos a Pound junto a Antheil.


De regreso en Estados Unidos continuó con su composición musical, pero se dedicó también a la musicalización de películas. Mientras tanto, su espíritu constantemente inquieto lo llevo a explorar otros ámbitos. Publicó un nuevo sistema para aprender piano, y se sumergió en el estudio de la Endocrinología. De hecho, en 1937 llegó a escribir un libro "Every Man His Own Detective, A Study in Glandular Criminology", además de publicar varios artículos en la revista Esquire. Al menos uno de estos artículos fue leído por Hedy Lamarr, y eso condujo al primer encuentro que citamos al comienzo de este blog.

La noche siguiente a esa primera conversación, Lamarr y Antheil se reunieron nuevamente en casa de ella, y esta vez la charla derivó hacia la Guerra. Tal como contamos la semana pasada, Lamarr tenía el concepto de "salto de frecuencia", pero no el conocimiento técnico para lograr la sincronización necesaria para llevarlo a la práctica. Sin embargo, Antheil tenía la solución. Durante la composición de su "Ballet Mécanique" había tenido que lidiar con la sincronización de varias pianolas, y propuso que el mismo sistema podría adaptarse al sistema de Lamarr. Dos rodillos de pianola, con idénticas perforaciones, podrían ser la solución...

Con la ayuda del profesor Mackowen de Caltech, pulieron el modelo, y lo presentaron para patentar el 10 de Junio de 1941 [6]. Lo que sucedió después, ya lo contamos la semana pasada.


Antheil falleció de un ataque cardíaco en Nueva York, el 12 de Febrero de 1959.

  1. George Antheil: Bad boy of music (Doubleday, Doran and Company, 1945).
  2. Robert M. Crunden: Body and Soul: the making of American modernism (Basic Books, 2000), p 313.
  3. Carol J. Oja: George Antheil's Ballet Mécanique and Transatlantic Modernism, en Townsend Ludington: A modern mosaic: art and modernism in the United States (UNC Press Books, 2000), p. 178-9 
  4. Linda Whitesitt, en "Database of American Recorded Music". Whitessit es autora de The Life and Music of George Antheil (Ann Arbor, MI: UMI Research Press, 1983).
  5. Ezra Pound: Antheil and the Treatise of Harmony (Chicago, P. Covici, Inc, 1927).
  6. Tony Rothman: Everything's relative: and other fables from science and technology (Wiley, 2003)

1 comentario:

  1. hola, necesitamos las principales obras de George Antheil, es importante, solucion ya para un trabajo, gracias.

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