domingo, 4 de julio de 2010

Holst

De las largas conversaciones entre el compositor Gustav Holst y el escritor Clifford Bax, mantenidas durante una vacaciones compartidas en Mallorca en el verano de 1913, surgió la idea de componer una obra musical dedicada a los Planetas del sistema solar.


“A la Nube no le ha ido bien y todo esto ha sido un gran golpe para mí. Estoy harto de la música, y especialmente de la mía”. Esto le decía el compositor Gustavus Theodore von Holst (1874 – 1934) al director Frank Duckworth después del estreno de su obra "The Cloud Messenger" el 4 de Marzo de 1913 [1]. De hecho, la obra no logró el éxito que su autor esperaba, y las críticas fueron -como mucho- amables.

A decir verdad, este fracaso no le llegaba a Holst en su mejor momento. Estaba acercándose a su cumpleaños número cuarenta, y aún debía continuar ejerciendo como maestro de música de la St. Paul's Girl's School y como director de música del Morley College, ya que no lograba ganarse la vida con su composición. No es que la tarea docente le desagradara (de hecho continuó ejerciéndola durante toda su vida), pero le molestaba que fuese su principal fuente de ingresos. Las cartas que durante esta época le enviaba a su íntimo amigo, el compositor Ralph Vaughan Williams (1872 - 1958), expresaban toda esta frustración [1]. Pero en ese momento de profunda depresión, cuando la obra que él consideraba como su mejor composición hasta ese momento no había logrado el éxito, Holst recibió un regalo inesperado y anónimo que le permitió aceptar la invitación de Henry Balfour Gardiner (1877 - 1950) para acompañarlo a él y a sus amigos, el también compositor Arnold Bax (1883 - 1953) y el no muy conocido escritor Clifford Bax (1886 – 1962), en un viaje de vacaciones a Mallorca.

Durante el viaje Holst estaba de un humor melancólico, manteniéndose casi siempre separado del grupo [2]. Pero pronto descubrió un interés común con uno de sus acompañantes. Clifford era aficionado a la astrología, y Holst no era ajeno a los temas místicos. De hecho había estudiado la filosofía y poesía del misticismo hindú, e inclusive llegó a tomar clases de Sánscrito [3]. De ese encuentro entre Clifford Bax (en la foto) y Gustav Holst, ocurrido durante el verano de 1913, surgió la idea de una nueva obra, "Los Planetas", que el compositor comenzaría a escribir en los jardines de su nuevo hogar en el pequeño pueblo de Thaxted, en Essex, y en su oficina insonorizada de St. Paul's Girl's School.

Inicialmente planeada como un dúo de pianos, salvo por la última pieza, "Neptuno", que sería interpretada por un órgano, "Los Planetas" fue finalmente compuesta como una suite para gran orquesta. Consta de siete movimientos, uno por cada planeta del Sistema Solar, exceptuando La Tierra.


Tal vez Holst haya considerado la posibilidad de ordenar los planetas de la manera más obvia, con Mercurio como la pieza inicial, ya que así aparece en uno de sus cuadernos de notas. Entonces la obra habría estado ordenada de esta manera: Mercurio – Venus – Marte – Júpiter – Saturno – Urano – Neptuno, tal como se muestra en la imagen superior, con los planetas a escala. Pero finalmente, Holst decidió intercambiar las posiciones de Mercurio y Marte. Se ha dicho que esto llevó a que, en su obra, los Planetas quedaran ordenados según las distancias a la Tierra [4]. Pero no es así. Siendo que los planetas, y entre ellos la Tierra, giran alrededor del Sol, la distancia entre la Tierra y cualquier planeta varía dentro de un muy amplio rango. Pero al encontrarse de un mismo lado del Sol, el planeta que más se puede llegar a acercar a la Tierra es Venus. De hecho, la menor distancia posible entre Venus y la Tierra es de 0.28 unidades astronómicas, mientras que entre Marte y la Tierra resulta mayor que media unidad astronómica, o sea más de la mitad de la distancia de la Tierra al Sol.



Se han buscado distintas explicaciones para este intercambio de orden entre Mercurio y Marte. Muy posiblemente sólo se haya tratado de una elección puramente artística, sin otra motivación externa. Pero también se ha propuesto que Holst eligió ese orden para hacerlo coincidir con el de los signos del zodiaco. Y no es descabellado ya que -como vimos- la obra nació de un interés en la astrología y no en la astronomía.


"Los Planetas" tuvo un primer estreno en Queen’s Hall  (en la imagen) bajo la dirección de Adrian Boult (1889 - 1983) y la producción de Balfour Gardiner. Ello ocurrió el 29 de setiembre de 1918, el mismo día en que Bulgaria firmó el primero de los armisticios que comenzarían el rápido colapso de la alianza de países centrales y con él, el fin de la primera guerra mundial. La obra había sido muy poco ensayada y la función se desarrolló ante algunos pocos invitados. El primer concierto público ocurrió recién el 27 de Febrero de 1919.


Pero aquí no termina la historia. El 18 de Febrero de 1930, el joven astrónomo Clyde William Tombaugh (en la foto) (1906 - 1997) descubrió un objeto móvil en las placas fotográficas tomadas en el observatorio Lowell de Flagstaff, Arizona, tomadas los días 21, 23 y 29 de Enero. Parecía tratarse de un nuevo planeta ubicado más allá de la órbita de Neptuno.

La noticia se esparció rápidamente, causando un gran conmoción, inclusive fuera del ámbito de la comunidad astronómica. El observatorio recibió más de un millar de sugerencias para darle un nombre al nuevo planeta, pero finalmente adoptaron la propuesta de una niña de once años de Oxford, Inglaterra, llamada Venetia Burney (1918 - 2009). El nuevo cuerpo celeste se llamó "Plutón".

Ahora parecía que a "Los Planetas" de Gustav Holst le faltaba -justamente- un planeta. El mismo Holst no pareció preocuparse o siquiera prestarle demasiada atención a esta aparente "falla" de su obra más conocida. Pero en el año 2000, el compositor Colin Matthews (en la foto) (1946) compuso un octavo movimiento para que fuese ejecutado a continuación de la obra de Holst, llamado "Pluto, the Renewer", que dedicó a Imogen Holst, hija del artista. También modificó el final del último movimiento de la obra de Holst, "Neptune, the Mystic" para darle continuidad con su agregado. Este octavo movimiento fue estrenado ese mismo año por la orquesta Hallé [5].


Debe reconocerse que este agregado quitaba sentido a una de las características más originales de "The Planets", ya que fue la primera obra orquestal en terminar con un fade-out. Según las instrucciones para la ejecución,  
“el coro debe ubicarse en un cuarto adjunto, cuya puerta se dejará abierta hasta el último compás de la obra, cuando será lenta y silenciosamente cerrada. Este compás debe repetirse hasta que el sonido se pierda en la distancia" [6].
Por otra parte, es válido especular que el hecho de que la obra tuviera siete movimientos debía tener cierta relevancia mística para Gustav Holst. Modificar ese número significaba alterar un aspecto importante de la composición.

Pero finalmente, el agregado de Colin Matthews resultó prematuro, ya que pocos años después, en Agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional promulgó una definición de Planeta que sacó a Plutón de la lista de Planetas del Sistema Solar, reduciendo su estatus al de “planeta enano”, en cuya clasificación también cae, por ejemplo, Ceres, ubicado en el cinturón de asteroides y descubierto por Giuseppe Piazzi el 1 de Enero de 1801.

En 1933 el vegetariano Holst comenzó a sufrir problemas estomacales que derivaron en una operación y en su fallecimiento, el 25 de mayo de 1934. En su memorial en la antigua Catedral de Chichester, West Sussex se puede leer una frase tomada de otra de sus obras más conocidas Hymn of Jesus,

“Las esferas celestes hacen música para nosotros”.
  1. R. Greene: Holst, The Planets (Cambridge: University Press, 1995)
  2. C. Bax: Inland Fax (London: L. Dickson, 1933).
  3. J. Ashworth Bartle: Sound Advice: becoming a better children's choir conductor (Oxford University Press US, 2003) p. 126.
  4. http://en.wikipedia.org/wiki/The_Planets
  5. Gustav Holst: The Planets, Colin Matthews: Pluto, The Hallé Orchestra, Mark Elder (Hyperion UK, 2001)
  6. D. B. Huron: Sweep anticipation: music and he psychology of expectation (MIT press, 2006) p. 318.

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