domingo, 26 de septiembre de 2010

Salus Populi Romani

A fines del siglo VI, el papa Gregorio paseó en procesión por Roma el ícono "Salus Populi Romani", pidiendo por el fin de la plaga que asolaba la ciudad... Y en efecto la plaga termino... Pero, ¿por qué? Es decir, ¿podríamos dar una explicación -quizás- menos milagrosa?



Desde su fundación en el siglo IV, la basílica de Santa Maria Maggiore fue objeto de varias restauraciones y ampliaciones, entre ellas las encargadas por Eugenio III (Papa de 1145 a 1153), Nicolás IV (Papa de 1288 a 1292), Clemente X (Papa de 1670 a 1676) y Benedicto XIV (Papa de 1740 a 1758). Este último comisionó a Ferdinando Fuga para la construcción de una nueva fachada. Años más tarde, el mismo Papa pronunciaría la famosa frase:  "Se decía que éramos empresarios de teatro porque parecía un salón de baile".

Entre todas estas obras, nos interesa particularmente la construcción de una capilla encargada por el papa Pablo V (1550 - 1621) en Junio de 1605, completada en 1611, y consagrada en enero de 1613. Esta Cappella Paolina tiene planta de cruz griega y estuvo desde un principio destinada a albergar la tumba del papa y a custodiar el ícono bizantino "Salus Populi Romani" (en la imagen de la izquierda, coronado para el año mariano de 1954).

La arquitectura de la Capilla Paolina se debe a Flaminio Ponzio (1560–1613). En los laterales están las tumbas de los papas Pablo V y Clemente VIII (1536 - 1605), cuyas estatuas (imagenes a la derecha y abajo a la izquierda, respectivamente) son obra de Silla Longhi da Viggiù (1569 - 1622). En sí misma, la Capilla es un asombroso y compacto museo del barroco italiano.

Además de las estatuas de Silla Longhi, hay obras de Pietro Bernini (1562 ;– 1629), padre del famoso Gian Lorenzo Bernini (1598 - 1680), Alessandro Bonvicino, llamado il Moretto, (ca. 1498 - 1554), Ippolito Buzio o Buzzi (1578 - 1659), el francés Nicolò Cordieri, llamado Il Franciosino (1567 - 1612), Stefano Maderno (1576 - 1636), autor de la famosa escultura "El martirio de Santa Cecilia" (1600), Camillo Mariani (1565 - 1611), Francesco Mochi (1580 - 1654), Giovanni Antonio Paracca (1584), llamado il Vasoldino (1572 - 1646), y Cristoforo Stati, también conocido como Cristofano da Bracciano (1556 - 1619).

Los frescos de la cúpula y la luneta sobre el altar se deben a Giuseppe Cesari (ca. 1568 - 1640) también llamado Il Giuseppino ó Cavaliere d'Arpino, debido a que fue investido Cavaliere di Cristo por su patrón, el papa Clemente VIII. Lodovico Cardi, llamado Il Cigoli (1559 - 1613), por su parte, realizó la cúpula mientras que Guido Reni (1575 - 1642) fue el autor principal de las figuras de santos, en las cuales intervinieron también Domenico Cresti, conocido también como Domenico Passignano (1559 - 1638),  Giovanni Baglione (1566 - 1643), Baldassare Croce (1558 - 1628), Giovanni Lanfranco (1582 - 1647)  y hasta un casi inédito Giovanni Pietro Bellori (1613 - 1696), más conocido por su compendio de biografías de artistas, Vite de' pittori, scultori e architecti moderni (1672). En una entrada anterior nos referimos al bajorrelieve del frontispicio representando al papa Liberio, obra de Carlo Maderno (1556 - 1629).

Volviendo al ícono bizantino "Salus Populi Romani", durante la plaga que asoló la región a fines del siglo VI, Gregorio (Papa de 590 a 604) paseó esta imagen en procesión hasta el mausoleo de Adriano al otro lado del Tiber; y –según la tradición- cuando estaban llegando a destino se escuchó un coro celestial cantando Regina Caeli. Al rogarle el papa a la Virgen por la salud de la ciudad, vio sobre la cima del mausoleo al Arcángel San Miguel envainando la espada de la venganza, en señal de que la plaga había terminado. En la imagen vemos una representación de este milagro realizada por Jacopo Zucchi (1541 - 1596) en 1580. El mausoleo recibe hoy el nombre de Castel Sant’Angelo; y justamente sobre su cima se eleva una estatua en bronce de San Miguel envainando la espada, obra del flamenco Pierre van Verschaffelt (1710 - 1793) sobre un dibujo de Bernini.


Al respecto, tengo que confesar que siempre me llamó la atención que una epidemia tan contagiosa y letal, con picos de entre 5000 y 10000 muertos diarios, como fue la Plaga Justiniana, no terminara con la aniquilación de toda la población. ¿Qué lleva a una epidemia a debilitarse y desaparecer? Sirva entonces esta entrada como preámbulo de otra próxima, donde me gustaría intentar una explicación para este fenómeno.

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